El
pasado 27 y 30 de marzo, el Movimiento Cultural Cristiano celebró, en
la Casa de Cultura y Solidaridad que tiene en la C/ Sangüesa, frente al
nº 33, un homenaje a sus fundadores, Guillermo Rovirosa, ahora en
proceso de beatificación, y Julián Gómez del Castillo.
Para
ello, el lunes 27 contamos con la presencia del Obispo de Vitoria, Don
Juan Carlos Elizalde, que nos habló de la "evanglización del hombre de
hoy", en una sociedad que diseña un hombre hedonista, consumista,
individualista, triste y con un grado muy alto de erotismo, "la
evangelización para el hombre de estas características, dijo, la
tenemos en el Evangelio, pues la propuesta que nos ofrece es la vida de comunidad, la
austeridad, la entrega por el ideal, el servicio y los Sacramentos... es
decir, recuperación de las raices cristianas, la conversión".
El
jueves 30 de marzo, María Trinidad Gómez del Castillo, nos habló de su
padre y fundador del Movimiento Cultural Cristiano, de su madre,
recientemente fallecida hace apenas una semana y de Guillermo Rovirosa,
del que el Movimiento heredó su espiritualidad e identidad.
María Trinidad contó cómo su padre quiso continuar el camino de Guillermo
Rovirosa, e hizo llegar hasta nosotros, fundamentalmente de forma viva y
experiencial, la espiritualidad de encarnación que forma parte intrínseca del
ser del Movimiento Cultural Cristiano. Guillermo Rovirosa y Julián fueron
adelantados a su tiempo, y ambos eran
hombres de Dios,
ese tipo de personas
que se encuentran cada mucho tiempo y que dejan marcada su huella en
generaciones. Ambos entregaron sus vidas en la promoción de militantes cristianos
pobres que vivieran de forma asociada sus vidas al servicio del Reino de Dios.
El amor a Cristo, la Iglesia y los pobres, la búsqueda de la Verdad, son parte
crucial del reconocido legado de ambos.
Trinidad,
la mujer de Julián, fue clave en su vida militante, pues por el amor al
ideal que ambos compartían, aceptó la vida de entrega de su marido y
colaboró desde el servicio y el trabajo callado y humilde.