viernes, 5 de septiembre de 2014

UN ATAQUE DIRECTO A LA FAMILIA



En artículos anteriores, hemos denunciado los constantes ataques contra la familia desde los más diversos sectores, empezando por los medios de comunicación y pasando por los políticos, los gobiernos, diferentes sectores sociales, etc. No obstante, uno de los sectores donde los matrimonios jóvenes con hijos pequeños encuentran más obstáculos para desarrollar la vida familiar, es precisamente el mundo laboral. Hemos comentado la enorme dificultad de reconciliar los horarios laborales con la vida familiar, sobretodo cuando ambos esposos se ven obligados a trabajar por necesidades económicas. Y como si este obstáculo no fuera suficiente para interferir en el desarrollo de una sana vida familiar, algunas empresas han despedido a sus empleados con el pretexto de que dichos empleados pretenden “anteponer su vida familiar a su trabajo”.

En un reciente caso, un empleado, que llevaba 8 años trabajando en una importante empresa local, fue despedido a los pocos días de nacer su primer hijo con el pretexto de que “quería anteponer su vida familiar a su trabajo”. Tenía por costumbre trabajar 4 horas extras al día sin sueldo y al nacer su primero hijo pretendía reducir el número de horas extras a 2 (también sin renumeración) para pasar más tiempo con su hijo recién nacido. La empresa, por su parte,  insistió en que dicho empleado siguiera trabajando doce horas diarias.  Finalmente, este empleado ha logrado conservar su puesto de trabajo de momento (la empresa se reserva el derecho de despedirle en cualquier momento) a cambio de renunciar a las tres semanas de vacaciones remuneradas que le quedaban por disfrutar.

Estos casos de explotación laboral, esgrimiendo el pretexto de la paternidad (o la maternidad) para coaccionar a empleados bien formados y trabajadores, lamentablemente no son aislados, ya que se oyen cada vez más. Ya se han constatado bastantes casos de mujeres jóvenes que consiguen un empleo a cambio de renunciar a ser madres ya que su posible maternidad supuestamente podría interferir en la buena realización de su trabajo. Los padres cristianos no debemos dejar de ejercer presiones sobre los políticos y agentes sociales para crear una “cultura de la familia” que ayude a prevenir estas situaciones lamentables que afectan a tantas familias jóvenes.



Robert Kimball
Movimiento Familiar Cristiano de Pamplona
robertkimballp@gmail.com