En artículos anteriores, hemos denunciado los constantes ataques contra la
familia desde los más diversos sectores, empezando por los medios de
comunicación y pasando por los políticos, los gobiernos, diferentes sectores
sociales, etc. No obstante, uno de los sectores donde los matrimonios jóvenes con
hijos pequeños encuentran más obstáculos para desarrollar la vida familiar, es
precisamente el mundo laboral. Hemos comentado la enorme dificultad de
reconciliar los horarios laborales con la vida familiar, sobretodo cuando ambos
esposos se ven obligados a trabajar por necesidades económicas. Y como si este
obstáculo no fuera suficiente para interferir en el desarrollo de una sana vida
familiar, algunas empresas han despedido a sus empleados con el pretexto de que
dichos empleados pretenden “anteponer su vida familiar a su trabajo”.
En un reciente caso, un empleado, que llevaba 8 años trabajando en una
importante empresa local, fue despedido a los pocos días de nacer su primer hijo
con el pretexto de que “quería anteponer su vida familiar a su trabajo”. Tenía
por costumbre trabajar 4 horas extras al día sin sueldo y al nacer su primero
hijo pretendía reducir el número de horas extras a 2 (también sin renumeración)
para pasar más tiempo con su hijo recién nacido. La empresa, por su parte, insistió en que dicho empleado siguiera
trabajando doce horas diarias.
Finalmente, este empleado ha logrado conservar su puesto de trabajo de
momento (la empresa se reserva el derecho de despedirle en cualquier momento) a
cambio de renunciar a las tres semanas de vacaciones remuneradas que le
quedaban por disfrutar.
Estos casos de explotación laboral, esgrimiendo el pretexto de la
paternidad (o la maternidad) para coaccionar a empleados bien formados y
trabajadores, lamentablemente no son aislados, ya que se oyen cada vez más. Ya
se han constatado bastantes casos de mujeres jóvenes que consiguen un empleo a
cambio de renunciar a ser madres ya que su posible maternidad supuestamente
podría interferir en la buena realización de su trabajo. Los padres cristianos
no debemos dejar de ejercer presiones sobre los políticos y agentes sociales
para crear una “cultura de la familia” que ayude a prevenir estas situaciones
lamentables que afectan a tantas familias jóvenes.
Robert Kimball
Movimiento
Familiar Cristiano de Pamplona
robertkimballp@gmail.com