Hace
año y medio que comenzó a reducir su jornada como un modo de repartir
el empleo, y a finales de 2012 le comunicaron la apertura un expediente
desde la dirección de Osasunbidea por negarse a cumplir con el
incremento de la jornada impuesto desde el Gobierno foral.
"Yo
defiendo el reparto del trabajo como un modo de reducir el paro.
Trabajar menos horas, ganar menos y vivir mejor con menos", explica este
veterano militante de la CGT, que trabaja como auxiliar administrativo
en el Centro de Salud de San Jorge. "Soy el segundo escalafón más bajo
de la Administración y sé que mi contribución es poca, pero, desde mi
posición hago lo que creo que debo hacer. Hay más de 50.000 parados y si
seguimos así tendremos 60.000 o 70.000", cuenta Berro, quien defiende
que "incrementar la jornada" suponía hacer exactamente lo contrario a lo
que había venido defendiendo. "Si yo hago esas horas de más otros se
van a la calle".
Berro
es uno de los impulsores en Navarra de un colectivo que trata de
modificar algunos fundamentos esenciales. En el otoño de 2011 comenzó a
solicitar reducciones de jornada y salario de un mes cada cinco. "En
torno a un 20% de la jornada y según lo que me permitía el propio
convenio de la Función Pública". Para entonces, Navarra superaba ya los
40.000 parados y Berro entendió que aquello era un buen modo de fomentar
la contratación en la Administración. "Al principio me sustituían cinco
horas de siete. Posteriormente, y tras mandar alguna carta a los medios
y presionar algo, ya me fueron cubriendo más horas", dice.
El expediente
Pero
si las ideas y las decisiones de Berro mostraban un camino (trabajar
menos, consumir menos, repartir lo que escasea), las decisiones
políticas apuntaban justamente el sentido contrario. Y en 2012, el
Gobierno central aumentó la jornada diaria de los funcionarios, una
medida que fue seguida también por el Ejecutivo que entonces integraban
UPN y PSN. "Envié una carta por registro anunciando que me negaba a
cumplirlo. A mí me suponía trabajar seis días por la tarde durante tres
horas entre junio y diciembre del año pasado. Primero me negué a elegir
los días y, finalmente, a hacer los días que se me marcaron. El 18 de
diciembre me comunicaron que se me abría un expediente por falta grave".
Un aumento horario anulado y "sin contenido"
La
trayectoria sindical de Berro se remonta a la década de los 70. Años de
cambios, de huelgas, de luchas políticas y sindicales y de un lenguaje
hoy casi olvidado. Berro vivía entonces en Barcelona, donde el
movimiento anarcosindicalista trataba de avivar las cenizas de los años
30. En 1977 se afilia a CNT y comienzan entonces tres décadas y media de
trabajo sindical.
"Es
descabellado, creo que tenemos que ir hacia otro modelo de sociedad",
"Se han probado planes de estímulo y de recorte y vamos a peor", dice.
Unas
40 personas se han autoinculpado, señalando que incitaron a Berro a no
cumplir con el horario impuesto. "Las horas que debía añadir al horario
estaban en realidad vacías de contenido y, de hecho, la medida ya no
está en vigor, y no he causado daño a nadie".
Berro
sabe que su gesto es pequeño, pero desea enmarcarlo en un problema
mayor. "Debemos buscar nuevos modos de actuación social y sindical,
porque nos encontramos frente a realidades cada vez más sólidas e
impenetrables. El FMI dice algo y luego lo aplican en cadena Rajoy,
Barcina, Vera y finalmente mi director. Pues bueno: yo no estoy de
acuerdo".
Autor: Juan Á. Monreal
Autor: Juan Á. Monreal