Las mafias explotan en Navarra a más de 700
mujeres, el 90% inmigrantes, obligadas a prostituirse en clubes, pisos y en calles. Muchas
de ellas han sido introducidas ilegalmente en España y adeudan cantidades que
oscilan entre los 20.000 y los 45.000 euros
Tan solo en la capital, Pamplona, doscientas mujeres
se prostituyen diariamente. Casi un centenar lo hace en locales, algo menos en
pisos y veinte mujeres se venden en la calle. Son las esclavas del siglo XXI.
Más de dos mil personas utilizan los servicios de una
prostituta a la semana en Navarra. Cerca de 90.000 servicios al año, más de
cuatro veces el aforo del estadio de Osasuna. Evidentemente, muchos de los
clientes que engrosan esta cuenta son habituales y no llega al 10% de la
población la cifra de quienes coquetean con el mundo de la prostitución en la
comunidad foral. El montante final es similar al de la media española: un 6% de
la población es usuaria habitual de la prostitución.
¿Cuál es perfil de la mujer prostituta?
Entre
el 85 y el 90% son extranjeras y de países empobrecidos. Este primer dato ya
debe hacer reflexionar, a quienes piensan que es una actividad voluntaria,
sobre la libertad de elección cuando ésta se ejerce exclusivamente por mujeres,
y además por mujeres empobrecidas. ¿Son más libres las empobrecidas, o
simplemente están en una terrible situación de necesidad?
Nadie hace nada.
La
escasa o nula actuación de la Policía se excusa diciendo que “estas mujeres no
dan el paso de acudir a la Policía por temor a futuras coacciones, aquí o en su
país de origen, contra ellas o sus familiares, lo que impide actuaciones contra
estas mafias”, y desde Justicia justifican su inoperancia a la falta de
investigación por parte de la Policía. Sin embargo, estos proxenetas – hombres
y mujeres – están ahí, a la vista de todos, y actúan con total impunidad en la
calle: violando, golpeando y traficando. Pero, como “el negocio es el negocio”,
así lo definen las fuentes policiales consultadas, y “los políticos tampoco se
quieren mojar”, en Navarra, esta realidad, cada vez más visible, se ha
convertido en un escenario “al que nadie quiere mirar. Está ahí.
¿Hay que ilegalizar la prostitución?
La
prohibición implicaría persecución y penas para las mujeres en situación de
prostitución, medidas injustas e insolidarias con las víctimas y que, además,
evitan el cuestionamiento de las causas y la existencia misma del problema.
Al
legalizar la prostitución no hacemos sino legitimar la cultura de la
prostitución, una cultura profundamente violenta y patriarcal que a quien más
beneficios reporta es a las redes que negocian con los cuerpos de las mujeres.
¿Qué modelo resulta más eficaz: el holandés, legalización, o
el sueco, persecución al cliente?
Ya
hay informes sobre las consecuencias de la legalización en Holanda que
demuestran que no sólo no ha supuesto una mejora para las mujeres ni ha
terminado con la explotación y la trata, sino que han aumentado otros delitos
paralelos además del de la trata, como son el de la prostitución infantil, el
tráfico de drogas, el blanqueo de dinero y otros delitos comunes. Por el
contrario, en Suecia, donde la legislación implementada parte de la
consideración de la prostitución como una forma de violencia, si bien no se
acabado aún con el fenómeno, sí han disminuido los delitos de trata, hay menos
mujeres en prostitución, prácticamente se ha detenido la captación de nuevas
mujeres y también hay menos hombres comprando servicios sexuales; pero sobre
todo la ley ha servido como medida de sensibilización: en la actualidad más del
80% de la población respalda la legislación abolicionista.
Qué debemos hacer
Exigir
institucionalmente medidas de solidaridad y apoyo a las mujeres (legales,
sociales y económicas) que les faciliten la salida de la situación de
explotación.
Exigir
la penalización y criminalización de la demanda, es decir, de los llamados clientes, sin los cuales no
existiría la prostitución ni les sería rentable a los traficantes trasladar
mujeres para su venta en ningún lugar.
Exigir
a los directores de los periódicos que no colaboren con la prostitución y que no
acepten este tipo de anuncios pues
suponen una forma de colaboración con la explotación sexual y atentan gravemente contra la dignidad de la mujer.
Exigir
el cumplimiento de la responsabilidad de los políticos, policía y sistema
judicial en la lucha contra las mafias y proxenetas que se lucran a costa de la
explotación de estas mujeres.
Luhar
por las causas que provocan el hambre y la miseria de los empobrecidos.
Promover
una opinión pública solidaria que defienda a estas mujeres y criminalice a los
clientes y los causantes de su situación.
Toda nuestra sociedad es
responsable de esta lamentable situación, unos por consumir y otros por ignorar
sin olvidar que la mujer (niño, niña o
joven) prostituida es siempre una víctima en un noventa y nueve por ciento.
A todo el mundo le molesta que estas jóvenes extranjeras en su mayoría estén en
la calle pero pocos se preguntan el por qué.
“Sin clientes no hay trata”. “No consumas
seres humanos”