lunes, 26 de diciembre de 2011

MILANI, AVARICIA O POLÍTICA

Os traslado aquí una editorial que me parece muy interesante en los tiempos que corren hoy y que nos recuerda muy claramente el llamado tan intenso que la Iglesia a hecho siempre sobre la caridad política.

Pues bien, sobre ese tema, no podía ser otro que Milani, el cura pobre, el que pusiera el cascabel al gato. Milani fue el cura que se tomó tan en serio la encarnación, que al llegar al pueblo donde le enviaban compró sepultura… No podía ser otro el que dijera tan claro lo que santo Tomás y tantos otros dicen de la política… Milani tenía que ser el que –por claridad- contrapusiera la política con la avaricia. Queda mucho más clara la cualidad del amor político cuando –como Milani- se contrapone con la avaricia. No en vano defendía que la lucha ricos/pobres pasa por la palabra. Y la liberación –tenía razón el cura- pasa por dominar la palabra y pertenecer al pueblo. Las dos cosas.

No podemos decir –y se dice- ante la madre que aborta en una patera que está huyendo del hambre. No, la emigración no es una huida del hambre. Es –sobre todo- una imposición del imperialismo. Emigrar es –objetivamente- ser víctima de una dictadura económica de los enriquecidos que necesitan mano de obra esclava. Emigrar es –subjetivamente- una forma de intentar salir del hambre, no de huir.

Hace ya dos siglos que los obreros se fueron haciendo conscientes de la existencia de estructuras e instituciones que condicionan la vida SUPUESTAMENTE libre. Leyes, impuestos etc condicionan la vida, aunque, muchas veces, no lo sepan los que lo padecen. Muchos emigrantes empobrecidos CREEN que están luchando contra el hambre. La mayoría no saben que OBJETIVAMENTE no lo están haciendo. Muchos no saben que la política les pide lucha solidaria y no individual. Muchas veces no saben del todo lo que les pasa, pero esto no legitima llamarles cobardes ni avariciosos.

Por ello, al emigrante empobrecido, el obrero Julián Gómez del Castillo le dijo: Emigrante…tú también puedes ser solidario… si quieres. No, Milani no llamaría avaricioso al que intenta luchar contra el hambre de los suyos y desconoce el funcionamiento de las instituciones que condicionan la vida. Peor a quien conoce ese funcionamiento, a quien sabe de la fuerza de la política, a ese sí hay que decírselo: Intentar resolver exclusivamente lo mío es avaricia, resolver lo de todos es política. Quedarse conforme con que me vaya bien e irme de vacaciones es avaricia. O avaricia o política, no hay terreno neutro. Y con el emigrante también esta verdad debe ser compartida, como todas, desde la lucha. Y es con todo esto, como podremos responder al llamado que la Iglesia ha hecho siempre de que “Toda persona tiene derecho a emigrar pero también a no tener que emigrar”

Elena García. Movimiento Cultural Cristiano