domingo, 11 de septiembre de 2011

“Medio pan y un libro” de García Lorca

El profesor de Maristas Luis Landa reflexiona sobre la importancia de los libros y de cultivar la cultura. Para ello, se basa en un discurso de García Lorca donde reivindicaba la necesidad de que la persona se empape de la cultura y del saber.

Este mes de septiembre se cumple el 80 aniversario del discurso que pronunció el poeta de la Generación del 27, Federico García Lorca (1898-1936), con motivo de la inauguración de la biblioteca de su pueblo Fuente Vaqueros (Granada) en 1931.

Hablar de García Lorca es referirse a un poeta y dramaturgo con una personalidad arrolladora, sin olvidar su vitalidad y simpatía que chocan con el dolor y la imposibilidad de vivir, debido a la frustración y sentimiento trágico de la vida, que predicen su fatal destino. En los poemas se aprecia la fusión de lo culto y popular.

En los primeros libros Canciones (1921) y Poema del Cante Jondo (1924), así como en Romancero gitano (1928), expresa el sufrimiento de vivir a través de los personajes, resaltando en los versos a los marginados y perseguidos. Su estancia en Nueva York le provoca tal aflicción que sus palabras expresan desgarrados gritos de dolor y violenta protesta por las injusticias sociales y por el maltrato de las personas de color.

Por otra parte, en el teatro de Lorca se aprecia también la angustia y los problemas sociales del pueblo llano, así como la baja condición de la mujer (Mariana Pineda, Doña Rosita la soltera o La Casa de Bernarda Alba).

Sin embargo, para García Lorca, las reivindicaciones sociales no están reñidas con la defensa de la cultura. Es interesante leer la disertación pronunciada en su pueblo de Fuente Vaqueros –septiembre de 1931- al inaugurar la biblioteca con el título: “Medio pan y un libro”.

El escritor reconoce que si estuviera hambriento en la calle, no pediría un pan, sino medio pan y un libro. “Yo ataco desde aquí a los que solamente hablan de reivindicaciones económicas sin nombrar jamás a las culturales, que los pueblos piden a gritos. Bien está que todos los hombres coman, pero también que todos los hombres sepan. Yo tengo mucha más lástima de un hombre que quiere saber y no puede, que de un hambriento”.

En su alocución, sigue justificando que el hambre se puede calmar con un mendrugo de pan, por el contrario la persona con ansia de saber y sin medios para alcanzarla le produce una grave agonía, porque está sediento de adquirir conocimientos. El granadino pide a gritos: libros, libros y más libros. Insta, exige a los pueblos que pidan bibliotecas a las autoridades, así como piden alimentos o solicitan agua para sus campos.

El poeta andaluz continúa su discurso citando al escritor ruso Dostoiesvski, ya que, encontrándose en la cárcel en las interminables llanuras heladas de Siberia, solicitaba a su familia por carta que le enviaran libros, muchos libros para que su alma no falleciera de hambre de cultura. García Lorca justifica al novelista ruso afirmando: “Tenía frío y no pedía fuego, tenía sed y no pedía agua; solicitaba libros, es decir, horizontes, escaleras para subir la cumbre del espíritu y del corazón. Porque la agonía física dura poco, sin embargo la agonía del alma insatisfecha dura toda la vida”.

El discurso del de Fuente Vaqueros, a pesar de haber transcurrido ocho décadas, sigue vigente en el inicio de este siglo XXI. Las prisas, las múltiples ocupaciones y la superficialidad de nuestras ideas impiden parar el tiempo, hacer un hueco en la vida y dedicar unos minutos diarios a la reflexión, a la lectura y a rumiar todo lo que penetra por los sentidos. Para vivir es importante asegurar nuestra economía, pero también es fundamental alimentar el espíritu de contenidos y valores sólidos, plasmados en los distintos ámbitos sociales y en los libros, de modo que enriquezcan nuestro bagaje cultural y nuestra personalidad. Así podremos contribuir a formar parte de una sociedad más justa, solidaria y comprometida con el entorno.

Federico García Lorca concluye su exposición de forma clara: “El lema de la República debe ser Cultura. Cultura porque sólo a través de ella se pueden resolver los problemas en que hoy se debate el pueblo llano repleto de fe, pero falto de luz”.

Luis Landa El Busto

Licenciado en Historia y profesor