Sólo el trabajo produce riqueza. Y así se financia principalmente la Iglesia, con el trabajo gratuito de quienes consagran su vida y dan su tiempo a la comunidad. ¿Cuánto valdrían las catequesis al precio del salario de los profesores? ¿Cuánto costarían los proyectos de desarrollo sostenidos por misioneros que se dejan la vida al precio de los salarios inmorales de los cooperantes oficiales y la burocracia de organismos internacionales? La Iglesia se sostiene con el trabajo gratuito de miles de personas, con el sacrificio de quienes cuidan ancianos y enfermos, de quienes han conservado el patrimonio para que hoy exista el desarrollo a base de turismo, con obispos que cobran menos que un administrativo del Ayuntamiento. Gracias a ello la Iglesia ahorra muchos millones al Estado con los servicios sociales, culturales y educativos que presta. El trabajo gratuito es el principal sostén de la actividad de la Iglesia y de su aportación a la sociedad, y así debe ser, pues es parte del sacrificio redentor de Cristo; de cara a evangelizar, lo único dotado de fecundidad. ¿Somos conscientes?
Elena García
Movimiento Cultural Cristiano
*Articulo publicado en "La Verdad", revista semanal de la diocesis de Pamplona