sábado, 20 de noviembre de 2010

Lydia Cacho denuncia la prostitución como la esclavitud del siglo XXI

Lydia Cacho, periodista y escritora mexicana, autora de una investigación sobre la trata de mujeres en el mundo, aseguró en Pamplona que "existen herramientas educativas, informativas, sociales y políticas para abolir la esclavitud sexual en el mundo".

En ese sentido, destacó la importancia de que las sociedades locales se den cuenta de que esa realidad también existe en su seno ("En Pamplona, es el caso de mujeres nigerianas", dijo) y sean consciente de que puede lucharse contra ella. "Lo que mejor viene a las redes de trata de mujeres es que la sociedad crea que no se puede hacer nada y acepte esta explotación de las mujeres", señaló. En ese sentido, reclamó "mirarnos a los ojos" para detectar un problema, "la esclavitud del siglo XXI, que tiene que ver con el racismo, el sexismo, la desigualada, las leyes migratorias, la pobreza...".

Cacho alabó las labores de las organizaciones que crean casas de acogida y otros recursos para dar cobijo a las mujeres que logran salir de la prostitución. "Si no fuera por su esfuerzo, la situación de la esclavitud sexual sería dos o tres veces peor". Porque, además de ayudar a esta mujeres, este tipo de organizaciones contribuyen a cambiar la cultura sobre este fenómeno. "Esas mujeres se convierten en activistas y sus hijos aprenden que hay gente buena. De estas forma, sirven para la construcción de la paz", dijo la periodista, que recordó que estas mujeres confiesan que, cuando son rescatadas, "sienten por primera vez que les miran como una persona, que importan a alguien".

Privilegios y responsabilidad

Lydia Cacho Ribeiro (Ciudad de México, 1963) relató ayer, en una conferencia organizada por la Asociación de Mujeres Blanca de Navarra, su trabajo realizado en la investigación sobre la prostitución que ha plasmado en su último libro, Esclavas del poder.

La periodista mexicana señaló que ya de niña, acompañando a su madre en su labor con niños pobres, adquirió la conciencia de que "si tienes privilegios, tienes mayor responsabilidad. Si has tenido acceso a la seguridad, a la formación, a la salud, tienes que hacer algo para que los otros tengan esos derechos. Si no lo asumes, tú puedes perderlos".

Su labor con las mujeres comenzó en un programa de radio, en Cancún, que abordaba el problema de la violencia contra la mujer. "Nos apareció un grupo de mujeres que se identificaban con todo eso que decíamos. Fuimos a los Servicios Sociales, pero la única respuesta que les daban era que se sometieran". Esa experiencia le impulsó a crear un refugio para ayudar a las mujeres maltratadas. "El primer caso fue el de una mujer maya que trajo a sus tres hijas, de 11, 8 y 6 años, porque su marido las alquilaba a sus amigos".

No a la legalización

Cacho se mostró contraria a todo intento de legalizar la prostitución. "Un mundo que no da a estas mujeres la oportunidad de apropiarse de su vida erótica, de su goce sexual, ataca a la dignidad de las personas", señaló antes de recordar qué le dijo una niña brasileña cuando le habló de legalizar este tipo de prácticas: "Cuando no hay elecciones, no hay libertad; cuando no hay opciones, no hay elección".

Ya en el turno de preguntas, la mexicana lamentó que los hombres que pagan por sexo "no tengan su contraparte, que debe ser todos los demás hombres", a los que reclamó que afeen la conducta de quienes acuden a la prostitución. También abogó por una educación sexual, que no moralice", sino que enseñe a los "jóvenes a decidir". Incluso reclamó una educación en el amor y los afectos. En ese sentido, aseguró que el aumento de la prostitución puede tener que ver con que muchas mujeres encuentran que "el mundo les está diciendo que el glamour está en convertirse en un objeto".